martes, 14 de octubre de 2008

Depresión.



Oh, si esta demasiado sólida masa de carne pudiera ablandarse y liquidarse disuelta en lluvia de lágrimas, o el todopoderoso no asestara el cañón contra el homicida de sí mismo, ¡Oh, dios! ¡Oh, dios mío! Cuán fatigado ya de todo juzgo molestos, insípidos y vanos los placeres del mundo. Nada, nada quiero de él. Es un campo inculto y rudo que sólo abunda en frutos groseros y amargos

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